Coaching de equipos: inversión con retorno

El coaching de equipos es una de las herramientas más efectivas del coaching empresarial porque genera una base de trabajo para el autoconocimiento, ayuda a establecer acuerdos de funcionamiento y está dirigido al desarrollo y crecimiento del equipo de manera que puedan conseguir sus objetivos.

A diferencia del coaching individual, el coaching de equipo no trabaja con cada una de las personas que lo componen sino que considera al equipo como un sistema único, que se está formando y analiza la relación entre sus miembros y su interacción con otros equipos y sistemas en la organización.

Las etapas de un proceso de coaching de equipos son básicamente tres:

  1. Diagnóstico: para identificar dónde está el equipo, acordar cuáles son sus objetivos, diseñar juntos el camino y los planes de acción.
  2. Intervención: fase que permite el desarrollo del plan de acción.
  3. Evaluación: para valorar el desarrollo del equipo y la consecución de objetivos.

En cada etapa del proceso se utilizan distintas herramientas:

  • Entrevistas y cuestionarios son útiles tanto en la fase de “diagnóstico” como en la de “evaluación”.
  • Jornadas dedicadas a actividades de coaching sistémico ayudan en la fase de “diagnóstico” pero especialmente en la de “intervención”.
  • La observación del equipo en reuniones reales, formación sobre temas específicos, coaching individual a los componentes del equipo… son herramientas típicas de la fase de “intervención”.

Durante un proceso de coaching de equipo se genera el contexto y las condiciones necesarias que permiten observar diferentes aspectos como por ejemplo:

  • Qué procesos internos del equipo impiden o dificultan la consecución de los objetivos.
  • Cómo se comunica el equipo, cómo conversan, se escuchan, resuelven conflictos o se dan feedback.
  • Las relaciones e interacciones entre sus miembros y con sus líderes, entre ellos y el resto de stakeholders de la organización.
  • Qué comportamientos se toleran, qué conductas se refuerzan, cómo se sienten, cómo expresan sus emociones..
  • Cuales son sus fortalezas y cuáles sus áreas de mejora y cómo éstas ayudan o frenan la consecución de sus objetivos.

Este proceso es especialmente útil en pequeñas empresas y startups porque ayuda a los equipos directivos a marcar objetivos y metas, a establecer los mecanismos de comunicación y gestión internas, permite el autoconocimiento entre sus miembros y sobre todo, genera confianza mutua.

En definitiva, se crean equipos de alto rendimiento donde sus miembros se ayudan entre sí para conseguir los objetivos comunes y el éxito de la empresa.

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